insignia madresfera

lunes, 8 de septiembre de 2014

EVEREST EN EL MEDITERRANEO




Dicen que relaja el suave y fresco murmullo de las olas del mar en calma. Y es cierto. El Ritmo cadencioso del vaivén de unas olas mecidas por el viento del levante, transportan por una fracción de segundo a la madre desesperada al séptimo cielo de donde baja como un rayo cuando sus tres fierecillas se le echan encima asustados por una ola, que a la postre, la despoja de su bikini surfero antes las divertidas y maliciosas risas de sus pequeños gamberros.

Y si a la ola añadimos la intrusión del nervioso pez que circula alegremente bajo un agua cristalina, no solo se le echan encima sino que además clavan uñas como crampones para asegurar así el éxito de la escalada.

Así que parece que al plus de peligrosidad de zambullirse en el mar con tres vándalos hay que sumar el plus de la vergüenza de la madre exhibicionista que se convierte en el Everest por un día.

Pero con marcas de crampones o sin ellas, sigue buscando tu ALICIENTE, vete al Museo Reina Sofía a admirar el Gernika, o a tomar un mojito a la terraza de una azotea cuando oscurezca el día, www.azoteadelcirculo.com, y NUNCA OLVIDES QUIEN ERES.